Picota de Presencio

Picota de Presencio

viernes, 7 de enero de 2011

SUEÑO INFERNAL

Con gran sorpresa y sin saber porqué, me encuentro en la orilla de un río junto a unos desconocidos, noto que algo me molesta en la boca, que resulta ser una moneda. Adapto mi vista a la penumbra y niebla circundante, y diviso una vieja embarcación, manejada por un huraño y ceñudo anciano que reconocí como al viejo Caronte(1). No existía duda, me encontraba en el inframundo del río Estigia(2). Con escalofríos por todo mi ser accedí a la lúgubre embarcación y pagué mi viaje con la moneda.
Al desembarcar en la otra orilla divisé el palacio de Hades(3), con su can Cerbero, de tres cabeza, que furioso estaba atado en la puerta. El grupo fue desviado a la presencia de los Tres Jueces de la Muerte, que con gran parsimonia establecían sus veredictos.
Mi sentencia fue la de ser condenado a la Eternidad del Averno, con un veredicto de culpable por “iluso”. En los Considerándos de la Sentencia se establecía mi manifiesta culpa por creer en lo políticamente correcto.
Condenado al Tártaro (infierno), fui introducido en una estancia donde me raparon al cero y abrillantaron mi oronda calva, después fui vestido con unos ajustados pantalones de cuero negro y una chupa del mismo material sobre mi torso desnudo, en el que habían grabado, unos groseros tatuajes. Por último, me incorporaron una pequeña caja negra en el cinturón y un auricular en el oído.
Mi castigo era: gritar, proferir insultos, injurias y calumnias contra todo con lo que topara, ya que en caso contrario sería castigado con una fuerte y dolorosa descarga a través del auricular.
De esa guisa, fui introducido en un recinto parecido a un plató de televisión, en el que un demonio pequeño con gafas oscuras y zapatillas deportivas fluorescentes, dirigía un espectáculo ensordecedor en el que intervenían caras conocidas. Al ser requerido para actuar, fracasé como novato, y recibí mi correspondiente castigo. Desde ese momento no perdí ripio, para no ser premiado de nuevo con la descarga. Después de un intervalo de tiempo, para mí eterno, percibí un aumento de la algarabía y abrí los ojos.
¡Oh realidad!, acababa de despertar en mi sillón de la siesta ante el televisor, y mi esposa junto a mí, veía de forma plácida el programa “Sálvame”.
Despavorido, hui a mi despacho, en el que recobré la “aporía” y la “ataraxia” de mi espíritu, como buen epicúreo, que disfruta de una tranquila y plácida jubilación.
Herodoto

(1)Caronte: Viejo y avaro barquero que trasladaba a las almas recién muertas a cruzar el río Estigia, para acceder al inframundo
(2)Río Estigia: Lugar de acceso al inframundo de la mitología griega
(3)Hades: Dios griego del inframundo y de todo lo que se encuentra bajo la superficie de la tierra. La mitología griega reconoce a tres dioses: Zeus, díos del cielo, y rey de todos los dioses. Neptuno: dios del mar y Hades: dios del mundo subterráneo y el inframundo

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