Picota de Presencio

Picota de Presencio

lunes, 31 de mayo de 2010

LOS CLAVOS Y EL AMOR

Había un niño que tenía muy mal carácter. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo, que cada vez que perdiera la calma debería clavar un clavo en la cerca de detrás de la casa.

El primer día el niño clavó 37 clavos en la cerca.
Pero poco a poco fue calmándose porque descubrió que era mucho más fácil controlar su carácter que clavar los clavos en la cerca.
Finalmente llegó el día cuando el muchacho no perdió la calma para nada y se lo dijo a su padre, y entonces su papá le sugirió que por cada día que controlara su carácter debería sacar un clavo de la cerca.
Los días pasaron y el joven pudo finalmente decirle que ya había sacado todos los clavos de la cerca..., entonces el papá llevó de la mano a su hijo a la cerca. - Mira hijo, has hecho bien …, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca..., ya la cerca nunca será la misma de antes.
Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz, como esos agujeros en la cerca... No importa cuantas veces pidas disculpas, la herida está ahí. Una herida física es igual de grave que una herida verbal.
Autor: Anónimo

EL TEMOR

Palabra cruel cuando se manifiesta. Cuando se presenta, cubre por entero toda la expectativa de la vida. Difícilmente puede superarse, algunas veces se consigue pero en la consecución harto laboriosa, siempre deja patente su estela, tanto en el que lo padece como el que lo acompaña. Su estigma yace siempre presente, su amenaza de regreso se encuentra flotando en el alma.

Tal como en una lámina transparente de agua en calma, es capaz de detectar el menor acoso de posado de una brizna volátil o insecto casi invisible en su superficie en reposo, mostrando perceptibles y magníficas ondas concéntricas que invaden el recinto en silencio, sin tregua, invadiendo por completo su estatismo, así cuando se acomoda en el cuerpo, poco a poco lo invade, lo deteriora y acaba matándolo. No consuela demasiado la expresión de benigno, aunque en verdad algo tranquiliza, pero si se trocara en maligno, debe existir inconformismo, ansiedad, la eterna pregunta... ¿Por qué yo? ¿Por qué a mi?. Está ahí presente como lo está el accidente, como lo está cualquier fallo repentino. Sin embargo, aunque todos sepamos que de un u otro modo, hemos de dejar este mundo, "el temor" es el peor de los motivos. La capacidad del nombre para superar tamañas controversias, hace pensar en lo sublime de la creación en lo complejo del organismo, en la perfección de la mente y en la predisposición al desenlace. Parece insufrible desde fuera, el corazón se comprime, ante la impotencia de dar vida a lo que más se quiere, por más que se sepa y se espere, el espectador cercano y amante ha de sufrir aparte, ha de mantener el espíritu optimista ante ellos y creo que llega un momento de contradicción impensable en que, el que lo tiene, se impone a la adversidad, se reviste de algo que podríamos definir como valor, que produce el efecto boomerang y torna a devolver la paz y aceptación de lo que, hasta ese momento, no tiene cabida en el corazón de los que más lo quieren.
Quizás la cercanía de lo desconocido haga que llegue un momento en que se reconforte, quizás el deseo de llegar allí nos estimule. Ojalá que sea así!!, ojalá!! que lo mejor nos esté esperando...
EL BARDO

miércoles, 26 de mayo de 2010

LA TERTULIA

Durante muchas semanas, he aguantado el impulso, ora vehemente, ora prudente, de ser cronista asistente en lo que quiere ser TERTULIA DOMINGUERA.

Somos tres los componentes de acto tan concreto, el horario tempranero, el lugar campechano, el olor tejeringuero (motivo de cuarentena en el ropero),el menú siempre completo: primer café nunca coincidente por el terceto, para hacer hincapié del variopinto gusto de los elementos, se coincide eso sí, en la media ración que se solicita al churrero.
Miklos, fiel a su dieta. El adonis casi anacoreta, "envidia" por sus pelos sin canas, desprecia una porción de su media, en beneficio del "mandamás" agradecido, que a falta de cabellera, demuestra con su apariencia, ser capaz de mantenerse en forma, a pesar de añadir pieza a su merienda.
Siendo yo, bardo, (por designación oficial del docto,y penitencia para el calvo, con la letanía constante de ¿Qué es el bardo?), el encargado de asumir las funciones, otrora distinción de Miklos, de chófer distinguido, por la carencia transitoria de vehículo del calvo,quien a las menos cuarto, me persono ante su morada, y con prudencia y respeto, conduzco sin demora en la esperanza de llegar los primeros.
Difícilmente lo conseguimos, él siempre está ya catando el refrigerio, causa excelente, para facilitar la inmediata acción del diente, pues el mandamás se apropia del churrito cedido y crujiente, antes de la llegada del nuestro.
Ahí empieza la TERTULIA, no hay tema que no salga a colación, no hay novedad política que no sea motivo de opinión ni solución imposible a "nuestro aire", salen a relucir "batallitas" impagables de experiencias vividas, humor, ocurrencias y lecturas de escritos nuestros o de otros siempre apetecibles y sobre todo con
la máxima atención y buen gusto de oyentes respetuosos.
Así se completa el primer acto, el segundo, comienza con petición de un nuevo y pequeño cafecito, en taza
por uniformar algo el pedido, pero sólo eso, la variedad del contenido, siempre dispar, "cortado", "sombra", y "sólo", aunque como en el primero, existe otra coincidencia, la botella de agua.
Sin proponérnoslo, el espacio de tiempo transcurrido entre uno y otro acto, se acerca a la hora, la otra, ya distendidos, se hace más grata aún hasta que cercana las once, damos por acabado el encuentro, deseando corran pronto los días y llegue de nuevo el domingo.
De ahí salen los "deberes" para la semana, al menos para mí, que me insta por los argumentos tratados a activar la imaginación pensar un nuevo relato,reflexión o ripio, que de paso, sin darme cuenta se alimenta la ilusión, se ejercita la memoria,y la vida se completa.
EL BARDO.

domingo, 9 de mayo de 2010

1816, EL AÑO SIN VERANO

En ese año, el verano en el hemisferio norte fue una rara estación estival. El volcán Tambora, que había explotado el año anterior en la zona de Indonesia, sumió a la Europa del norte en un duro invierno volcánico por mor de sus cenizas. Estas cubrieron los campos y sus cultivos y la dura hambruna apareció implacable. Tanto en oriente como en occidente la población fue visitada frecuentemente, más de lo normal en aquellas épocas, por la certera guadaña de la muerte.

Cuentan que en Londres, que sufrió como la que más sus efectos, los amaneceres y atardeceres se presentaban en sus horizontes con violentos y premonitorios colores rojos, morados o púrpuras. Le llegó el hambre y sus navegantes perdían los rumbos al no poder fijarlos por las estrellas. En ese año, Mary Shelley y su marido Percy Shelley hicieron una visita al romántico, liberal y libertino Lord Byron en la residencia que éste tenía en Suiza, la Villa Diodati junto al Lago de Ginebra. Byron los recibió junto a su médico personal, Jhon Polidori. Pudo ser que en la misma noche de su llegada, Byron, su médico y sus invitados conversaran en animada tertulia de lo fantasmal del clima o simplemente sobre terribles fantasmas o espectros. Sea como fuere, de aquella noche con reto y apuesta de por medio, surgió el desafío de escribir cuatro pavorosas historias. Ninguno pudo concluirlas en la noche, pero Mary Shelley fraguó la base de su “Dr. Frankestein o el moderno Prometeo”, que a la postre sería publicada el 1818 y considerada como la primera novela gótica. Todos podéis hurgar en vuestra memoria y traer al presente las imágenes de Boris Karloff –transformado en el engendro sin nombre- meciendo dulcetemente en el columpio a la virginal y adolescente María antes de arrojarla al lago.
Ciento ochenta y cuatro años después, otro volcán –esta vez islandés- ha vomitado fuego y cenizas y nuevamente la vieja Europa ha vistos en sus horizontes los colores del hambre y la muerte. Su formidable desconcierto la está arrastrando hacia un abismo para el que parece no existir fondo pues también ahora los rumbos se han perdido. Esta vez las cenizas flotan y vagan por los cielos provocando que las aves mecánicas deban permanecer en sus nidos invernando cuando la primavera ya avanza hacia un verano incierto.
También esta vez los doctores están jugando a ser el Dr. Frankestein y piensan como lascivos necrófagos guardar cadáveres, no para devorarlos sino para descuartizarlos y con sus partes volver a crear –esta vez con acierto- otros engendros sin nombres. El personajes creado por Mary Shelley quiso ser como Dios y de alguna manera pagó su osadía. Hoy estos gurús de la ciencia pueden estar a punto de escribir, si no controlan sus “chispazos”, la novela más gótica jamás concebida.
Nuestro amigo Viano reflexionaba hace unos días sobre las dimensiones del ser y pedía mantener la FE. Creo que debemos apoyarlo en su petición.
Miklos

miércoles, 5 de mayo de 2010

LAS COSAS QUE NO ENTENDEMOS.

Cuanto más profundiza la ciencia en los secretos de antaño, referidos al espacio, cuanto más se conoce la casi infinita dimensión del mundo exterior, más se empequeñece la idea de lo ya conocido.

Son tantas las Galaxias, son tan enormes los conceptos de las dimensiones, que la tierra se encoge de tal manera, que su contenido, apenas adquiere importancia en ese concierto galáctico.
Pero a la vez que crece el exterior, y mengua el concepto del globo terráqueo, se acrecienta y más desconcierta la figura del SER, ¿qué lugar ocupa dentro de toda esa magnificencia? ¿Cómo puede asimilar nuestra mente insignificante tanta grandeza?.
Si a cada paso agigantado de la ciencia, aparecen infinitos conocimientos que dan noción del orden, descubren perfecciones y conceptos desconocidos, que deslumbran por la dependencia coordinada de todas con un equilibrio imposible de imaginar, cabe preguntarse de nuevo, ¿Qué ENTE SUPERIOR ha sido capaz de semejante inmensidad?.
Pero todo esto, a la vez, minimiza otra cuestión que a nivel individual hace cavilar.
¿Cómo se puede creer uno que un SER de tamaña dimensión, que abarca mundos tan enormes y complejos descienda a atender ruegos de alguien tan insignificante dentro de ese monumental concierto?.
A través de los tiempos, la ciencia ha olvidado las progresiones geométricas, para sumergirse de lleno, en velocidades de evolución inimaginables.
Sin embargo, volviendo la cara atrás, hace siglos, ya hubo un santo varón que meditaba junto al mar tratando de entender lo ya le resultaba imposible, él tuvo la suerte de recibir a alguien que le disuadió de seguir en el intento.
No sólo se incrementan los descubrimientos en la dimensión colosal del cosmos, también en el otro extremo, el espectro de la investigación en el mundo de los microorganismos y celular, hace que los límites se amplíen en escalas infinitas.
Ya se ha podido ver, es un hecho comprobado, que el proceso celular es el mismo en animales y vegetales, se han observado células unitarias, que se van dividiendo más y más con enorme rapidez formando, primero embriones y luego cuerpos.
Pero siempre quedará latente la eterna pregunta ¿Cómo se produjo la primera?.
Hasta hoy nadie puede explicarlo, sólo hay algo que sirve quizás como sucedáneo, la FE.
Sigamos pues, quedándonos con la realidad que tenemos a nuestro alcance, la que dada nuestra capacidad somos capaces de entender.
La vida a través de los tiempos no hace más que repetirse en los conceptos que podemos manejar, siempre ira evolucionando, pero en el fondo, nos damos cuenta que cada generación procura aconsejar a la siguiente, ésta tachará de antigua a la anterior, pero el germen de la vida, pasa de unos a otros y se mantiene constante.
Sea pues la realidad, por encima de ciencia y filosofía, que he de existir un SER superior capaz del orden total que rige la vida y el universo. (mientras no se demuestre lo contrario). Mantengamos la FE.
Pepe Viano.