Picota de Presencio

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viernes, 5 de febrero de 2010

COMENTARIO AL ESTUDIO 67

Sólo puedo felicitarme por postergar su lectura, hubiese sido una locura distraer la atención con los churros y el café delante. Luego, más tarde, sentado tranquilamente y con los cinco sentidos atentos, he podido saborear la increíble exposición de un tema tan sensible, con tanto ingenio, con tanta precisión y con tanta sal como has sido capaz de plasmar. Y lo que supone la yapa (el postre criollo) el dominio matemático del que haces gala, me sobrecoge y me turba, qué dominio !, eres la leche!. Me ha encantado.
Y después del deleite de releerlo no he podido reprimir el doble impulso de frivolizar y estrenar el bloc que me diste. Nunca pensé que filosofía y matemáticas pudieran tener lazo de unión, pero hace tiempo tuve la primera experiencia:
Desde niño siempre oí en el discurso de la última cena, aquello de ahora me veis mas dentro de poco no me veréis y luego me volveréis a ver y sin ánimo de ser irreverente, no lo entendía demasiado, luego crecí y se me hizo más digerible, pero la aplicación fehaciente fue cuando estudiaba en Sevilla, lo relacioné sin vacilación, con la geometría descriptiva. Me quedé tan contento que nunca más pasó por mi mente relacionar una con otra.

Sin embargo, ahora y gracias a tu 67 se me despierta de nuevo la apuesta por intentarlo otra vez. Me refiero por tanto, al vecino del tuyo dos casas más arriba. He pensado… cuánta diferencia estando tan cercanos. El primero es único, singular, rígido, primo indivisible, emparentado con los holmios, alta alcurnia, pero no es amigo. En cambio el otro, carece de estirpe, es vulgar, no se permiten comentarios en ambientes de lujo, pero aunque humilde y corriente también tiene cualidades y alicientes:

1. Es múltiplo de tres, pero se prodiga más al par.
2. Es posible hablar de él en la intimidad.
3. Consigue que hasta la gente más tímida se abra.

4. Hay quien opina que en ocasiones hasta el círculo de sus amistades amplía.
5. Por ser “romántico” con abrazos se redondea.
Esta pequeña reflexión espero que sea la tercera y última vez que he de relacionar ciencia y letras.
Pepe Viano