Picota de Presencio

Picota de Presencio

miércoles, 26 de mayo de 2010

LA TERTULIA

Durante muchas semanas, he aguantado el impulso, ora vehemente, ora prudente, de ser cronista asistente en lo que quiere ser TERTULIA DOMINGUERA.

Somos tres los componentes de acto tan concreto, el horario tempranero, el lugar campechano, el olor tejeringuero (motivo de cuarentena en el ropero),el menú siempre completo: primer café nunca coincidente por el terceto, para hacer hincapié del variopinto gusto de los elementos, se coincide eso sí, en la media ración que se solicita al churrero.
Miklos, fiel a su dieta. El adonis casi anacoreta, "envidia" por sus pelos sin canas, desprecia una porción de su media, en beneficio del "mandamás" agradecido, que a falta de cabellera, demuestra con su apariencia, ser capaz de mantenerse en forma, a pesar de añadir pieza a su merienda.
Siendo yo, bardo, (por designación oficial del docto,y penitencia para el calvo, con la letanía constante de ¿Qué es el bardo?), el encargado de asumir las funciones, otrora distinción de Miklos, de chófer distinguido, por la carencia transitoria de vehículo del calvo,quien a las menos cuarto, me persono ante su morada, y con prudencia y respeto, conduzco sin demora en la esperanza de llegar los primeros.
Difícilmente lo conseguimos, él siempre está ya catando el refrigerio, causa excelente, para facilitar la inmediata acción del diente, pues el mandamás se apropia del churrito cedido y crujiente, antes de la llegada del nuestro.
Ahí empieza la TERTULIA, no hay tema que no salga a colación, no hay novedad política que no sea motivo de opinión ni solución imposible a "nuestro aire", salen a relucir "batallitas" impagables de experiencias vividas, humor, ocurrencias y lecturas de escritos nuestros o de otros siempre apetecibles y sobre todo con
la máxima atención y buen gusto de oyentes respetuosos.
Así se completa el primer acto, el segundo, comienza con petición de un nuevo y pequeño cafecito, en taza
por uniformar algo el pedido, pero sólo eso, la variedad del contenido, siempre dispar, "cortado", "sombra", y "sólo", aunque como en el primero, existe otra coincidencia, la botella de agua.
Sin proponérnoslo, el espacio de tiempo transcurrido entre uno y otro acto, se acerca a la hora, la otra, ya distendidos, se hace más grata aún hasta que cercana las once, damos por acabado el encuentro, deseando corran pronto los días y llegue de nuevo el domingo.
De ahí salen los "deberes" para la semana, al menos para mí, que me insta por los argumentos tratados a activar la imaginación pensar un nuevo relato,reflexión o ripio, que de paso, sin darme cuenta se alimenta la ilusión, se ejercita la memoria,y la vida se completa.
EL BARDO.

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