Un amigo de hace muchos años, muy querido por mí, me ha hecho llegar una pequeña fábula. Es una lección de Fe, que he bautizado con el nombre de "Los Mellizos", y la inserto a continuación:
En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro:
-¿Tú crees en la vida después del parto?
En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro:
-¿Tú crees en la vida después del parto?
-
Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque
necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde.
-
¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?
-
No lo sé pero seguramente... habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con
nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.
-
¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo!
El cordón umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida
después del parto está excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.
-
Pues yo creo que debe haber algo. Y tal vez sea sólo un poco distinto a lo que
estamos acostumbrados a tener aquí.
-
Pero nadie ha vuelto nunca del más allá, después del parto. El parto es el
final de la vida. Y a fin de cuentas, la vida no es más que una angustiosa
existencia en la oscuridad que no lleva a nada.
-
Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del parto, pero seguro que
veremos a mamá y ella nos cuidará.
-
¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde crees tú que está ella?
-
¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos.
Sin ella todo este mundo no existiría.
-
¡Pues yo no me lo creo! Nunca he visto a mamá, por lo tanto, es lógico que no
exista.
-
Bueno, pero a veces, cuando estamos en silencio, tú puedes oírla cantando o
sentir cómo acaricia nuestro mundo. ¿Sabes?... Yo pienso que hay una vida real
que nos espera y que ahora solamente estamos preparándonos para ella...
Una vez leída la fábula, al momento he recordado el poema de San Juan de la Cruz, denominado: NOCHE OSCURA. Dicho poema tiene ocho estrofas, que analiza San Juan de la Cruz, en su libro segundo; de las ocho, inserto las dos primeras:
En una noche oscura,
con ansias de amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando mi casa sosegada.
A oscuras y segura
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando mi casa sosegada.
En el desarrollo de los diferentes capítulos del libro, se da una lección de teología sobre la Fe, muy necesaria, para estos tiempos que corren.
Herodoto
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