Picota de Presencio

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jueves, 17 de junio de 2010

PATA PALO Y LA ROJA


Hace unos días, en la tertulia dominguera y churrera, uno de mis contertulios hizo referencia a su estancia en Argentina y a su Guerra de las Malvinas en los siguientes términos: “Los ingleses manifestaron antes de partir para recuperar sus islas que si los defensores argentinos eran descendientes de los italianos la cosa estaba chupada, pero que si eran descendientes de españoles la cosa se pondría muy fea…”. Les recordé que probablemente se debía a que aunque los ingleses han intentado borrar de su historia la derrota de Vernon ante Blas de Lezo en el sitio de Cartagena de indias, aún no han olvidado la bravura de los escasos españoles que la defendían al mando de Patapalo.

Blas de Lezo, “Patapalo”, había perdido con quince años una pierna como consecuencia del balazo de un cañón el 24 de agosto de 1704 –tenía quince años- durante la batalla naval que tuvo lugar frente las costas de Vélez-Málaga entre las flotas franco-española, que defendía a Felipe de Anjou para la sucesión al trono de España, y la anglo-holandesa que pretendía imponer a Carlos de Austria. Con posterioridad, nuestro ilustre navegante quedó manco en Tolón y perdió el ojo izquierdo en el segundo sitio de Barcelona. Apenas había cumplido veinticinco años y era un “Mediohombre”, como se le conocería también.
Pues bien, este mediohombre, ya Comandante General de Cartagena de Indias, defendió -con solo 3.000 hombres, seis barcos y unos cuantos indios armados de arcos y flechas- el sitio al que la sometieron los ingleses al mando del Almirante Edward Vernon, quien llevaba bajo su mando la más imponente flota que jamás se ha fletado hasta el desembarco de Normandía: alrededor de 180 navíos y 24.000 hombre. Vernon, antes de partir y estando seguro de su victoria(se jugaba el dominio español en América) mandó acuñar monedas y medallas con los lemas de “Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1 de abril de 1741” y “El orgullo español humillado por Vernon”. Ni que decir tiene que el orgullo español derrotó como nunca al orgullo británico y que Vernon y su flota volvieron con la más humillante de las derrotas.

Traigo hoy a colación este hecho grandioso de nuestra historia para reflexionar sobre las celebraciones de las victorias en batallas aún no celebradas. España ha ido al mundial de Sudáfrica como campeona, como virtual vencedora del torneo, con las monedas y las medallas ya acuñadas como los hijos de la pérfida Albión que ya cruzaron el océano con ellas pregonando la victoria antes de la batalla. Hoy los papanatas opinadores públicos han jugado el papel de Vernon, olvidándose de Blas de Lezo, mientras que el técnico suizo, Hlzfeld, ha jugado la partida como nuestro héroe, sabiéndose curtido y vencedor en grandes batallas, con humildad, disciplina, fortaleza física y de espíritu y fundamentalmente con la estrategia de la defensa ante un asedio: conocimiento del enemigo, método, líneas ordenadas, correcta asignación de puestos y eficacia máxima en el empleo de sus efectivos , con valor y entrega, con fuego de verdad y convicción plena de que podían derrotar a los favoritos de todas las apuestas. España hoy, al igual que Inglaterra ayer, necesitaba la victoria para con ellas acallar a un pueblo al que le falta ilusión. Deberíamos haber tenido “Patapalo” al mando.

Blas de Lezo: 3 de febrero de 1689, Pasajes, España – 7 de septiembre de 1741, Cartagena de Indias, como consecuencia de la peste que contrajo después de su triunfo sobre los ingleses.

Miklos, en Marbella a 16 de junio de 2010.

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