Picota de Presencio

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domingo, 8 de noviembre de 2009

El Rollo y La Picota
30 de Octubre de 2009 - Miklos

Leo hoy en una página de la sección de CULTURA de EL MUNDO que el cantante Sting acaba de publicar “I on a winter’s nigth”, un álbum de canciones navideñas que ha preferido disfrazar, para definirlo, como una “reflexión sobre el invierno” ya que, para él, “el invierno es una época obscura que necesita de paciencia para ser superada”.
Con independencia de las manifestaciones anteriores y dentro del contexto del mismo reportaje, también entrecomillo una verdadera perla salida de sus millonarios labios: “Soy agnóstico pero crecí en el cristianismo y lo respeto profundamente”. Lo anterior me ha estimulado a reflexionar.

Muchos de los “pegaos” que nos rodean se auto definen como agnósticos, estando como estamos convencidos de que no saben lo que en realidad significa ese “sin conocimiento” (a=sin, gnosis=conocimiento) del que presumen, esa incapacidad para llegar al conocimiento de lo divino, de los superior. Sencillamente, para el que así se etiqueta, el conocimiento de la existencia de dios es inalcanzable. Pero el agnóstico que sabe -¡qué contradicción!- suele ser respetuoso con las creencias que son fruto de la reflexión honesta y clara. Para Thomas Henry Huxley (acuñador del término agnosticismo y abuelo de Aldous Huxley, autor de la célebre novela El Mundo Feliz) el agnosticismo era un método, no un credo (“Yo no afirmo ni niego la inmortalidad del hombre. No veo razón para creer en ella pero tampoco tengo ningún medio para desaprobarla”). Hecha esta aclaración, sigo.

Dicho todo lo anterior, voy al meollo de mi reflexión. Observo con sorpresa que en los últimos días son muy numerosos los cantantes famosos, vivos e incluso muertos –gracias a las remasterizaciones-, que de cara a las Navidades que vienen están editando álbumes de canciones navideñas. Citaré a algunos que, en los mejores sitios de Internet, figuran de forma relevante: Neil Diamond, Frank Sinatra, el citado Sting, Dean Martin, Nat King Cole, Bob Dylan –que es la primera vez que lo hace- y otros muchos que sería prolijo citar y a los que reconoceríais fácilmente. Siempre por estas fechas se han editado canciones de Navidad, pero no han estado en el escaparate de la novedad, de lo que es imprescindible, de lo que sugiere que es lo mejor que se debo oír, de lo recomendable. En definitiva, de la excelencia. Pienso que no lo harán exclusivamente por la pasta gansa, dicho en plan tosco, puesto que todos la tienen más que bien amasada. Creo que hay algo más y es que la sociedad occidental en general y la americana en particular –es una sociedad sin complejos- demanda una vuelta a los principios que nuestra civilización le ha inculcado y nuca mejor para volver que en esas fechas. Como dice Sting, respetan profundamente su formación cristiana, sean o no agnósticos, aunque no necesariamente ateos, no confundamos los términos. Y si esto es un indicio de que algo se despierta en nuestro entorno natural, somos occidentales a pesar de algunos, como manifestación de un sentimiento de pura herencia cristiana, bien venida sea.

Soy consciente de que peco de optimismo, pero percibo que precisamos señales, como las de hoy, de que los valores dormidos, o quizás adormilados, afloran de forma tibia en el seno de nuestro aparentemente insensible y un tanto amoral entorno. Cuando un diario de la importancia de El Mundo dedica una página a Sting por la puesta en el mercado de un disco de villancicos, teniendo en cuenta que en los anteriores suyos solo salió una reseña, en todo caso, en el suplemento Metrópoli, es realmente reconfortante y significativo. La noticia no es el disco en sí mismo, sino su contenido, su tema central, su sentido cristiano. Puedo estar equivocado, sin duda, pero prefiero verlo desde esta perspectiva. Francamente necesito creérmelo.

1 comentario:

  1. El Relativismo de nuestra sociedad llega a cualquier extremo. Lo importante es crear tendencias del tipo que sean, en cualquier momento y en el mismo medio se publican noticias que demuestran lo contrario o inclinan la balanza a las críticas más furiosas al Cristianismo.
    Miklos, todo es relativo y ambivalente, se puede decir y defender algo y en el mismo párrafo atacarlo de forma furiosa, es la Postmodernidad.
    Juan

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