Picota de Presencio

Picota de Presencio

lunes, 30 de noviembre de 2009

“Desamanecer”



Sábado, 28 de noviembre de 2009
Hace algún tiempo, quizás unos pocos meses atrás, oí en una entrevista radiofónica un ilustrativo relato, a lo largo del cual una chica iba contando con todo lujo de detalles el viaje que un grupo de estudiantes de derecho, pertenecientes a una de las universidades del País Vasco, habían realizado a Inglaterra, posiblemente fue el de fin de carrera. Sabido es que los vascos tienen una tendencia innata a viajar a las Islas y copiar sus modos.
Con un verbo fácil, dicción correcta y voz muy agradable, la estudiante prendió mi atención sobre la historia que narraba. Sobre el fondo lúdico de su relato emergió de forma brusca otro cargado de simbolismo y venalmente político. Os lo resumo.
Entre el grupo de los compañeros que habían emprendido el viaje, algunos eran castellano parlantes con dominio del inglés y las nociones forzosas y suficientes del vascuence recibidas en las ikastolas, vascuence por otra parte necesario para poder acudir a la universidad. Otros se expresaban exclusivamente en vasco y en ocasiones –las menos- en un español algo primitivo pero siempre con una manifiesta dificultad para hacerlo en inglés y de entre éstos, una tímida compañera con pésimo español y nulo inglés. A ésta última la convirtió en el centro de su historia. Prácticamente la tuvo a su lado a lo largo y ancho del viaje y aunque la narradora se dirigía a ella siempre en castellano –sus padres no eran vascos- la tímida estudiante se encontraba más protegida con ella que con cualquiera otro compañero, fuera del género que fuera. Le sirvió de intérprete y en no pocas ocasiones de guía. Casi con el viaje ya finalizado, se encontraban paseando por uno de esos prados llenos de encanto que ofrece el campo inglés y cuando un inusual y espléndido sol estaba llegando a su ocaso, la tímida compañera quiso expresarle lo que en aquellos momentos sentía y, en correspondencia a la dedicación con que la había distinguido, lo quiso hacer en español. La estampa era magnífica: tonalidades de rojos, amarillos y morados que contrastaban con el verde que se iba lentamente obscureciendo, paisaje de una delicada belleza. Lentamente balbuceó “qué bonito....desamanecer”. Y enmudeció, ya sin esperar respuesta. Tampoco nuestra protagonista sintió deseo de corregirla. Simplemente enmudeció al tiempo que un amargo sentimiento le encogía el corazón. Sintió tristeza y desesperanza, pues conociendo las causas de esa ignorancia no podía admitir que limitasen e incluso ahogasen el desarrollo personal de aquella compañera y, por extensión, de toda una generación. Al fin y al cabo ella podía, y de hecho tenía el objetivo de trabajar fuera del País Vasco, moverse con entera libertad por España y el resto del mundo, pero no todos sus compañeros gozarían de esa oportunidad, no por un condicionante social o económico, sino puramente educativo.
Estamos en el momento de los “desamaneceres”, de los “desalumbrares” y de los “desiluminares”. Políticos egoístas, sin escrúpulos y llenos de ambición personal, intentan desarraigar de nuestro entorno más próximo nuestra Cultura, sí con mayúscula, que es milenaria, que se transmite vehiculada por uno de los idiomas más difundido por el mundo y que la quieren matar a base de incultas, e incluso injustas, leyes que nuestro entorno recibe con indiferencia infinita, influido por la vacuidad de las consigna que día adía, minuto a minuto, estamos recibiendo de forma machacante y adormecedora sobre nuestras ya cansadas conciencias. Como esa pobre chica estamos presenciando un atardecer que es más un desamanecer, o quizás un definitivo ocaso.
Miklos

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