Picota de Presencio

Picota de Presencio

miércoles, 17 de julio de 2013

LA FILMOTECA

He de decir con toda rotundidad que en la actualidad, a pesar de todos los avances y  hablando en plata, “las mierdas siguen siendo mierdas y así lo seguirán siendo”, aunque eso sí, su estudio y valor diagnóstico, han mejorado notablemente con la incorporación de nuevas pruebas que identifican patologías que antes eran difíciles de diagnosticar.

En lo que a mí respecta,  me siento orgulloso de haber aportado mi granito de arena, más bien diría “pedrusco que llevo en tós mis sentíos”, para que se haya producido esos avances y su  reconocimiento.
 
          La experiencia me ha ido demostrando que la “caca” es como un “cliché”, un negativo en blanco y negro, con predominio del negro, que me ha llevado  poco a poco a la conclusión, verdadero axioma, que “lo que sale es lo que no queda dentro”. De Perogruyo.. ¿verdad?, pero hay que trabajarlo y muy especialmente con mi querido y leal amigo, el microscopio, que tan buenos momentos me ha deparado.

          Cuando trabajo con su zoom, que me permite pasar de 60 a 4500 aumentos y dada mi acendrada cinefilia, se me viene a la memoria la prodigiosa escena de presentación de Anthoni Quin en Laurence de Arabia, quien aparece en el horizonte como un punto negro y, en tiempo real, se va aproximando a la cámara hasta un primer plano y todo ello adobado con las reververaciones de la tierra caliente por el sol.

          Siguiendo esa predilección, con el paso del tiempo fuí enlazando “fotogramas”  hasta llegar a hacer un verdadero “montaje cinematográfico”, primeramente en “ocho centímetros”, después en “superocho”, y finalmente auténticos  “films de celulóide rancio”, que envasados convenientemente en sus “cajas/rollos”, antíguas y nostálgicas, han ido engrosando una envidiable  filmoteca guardada celosamente en mi cerebro, con todo tipo de argumentos.

          Tengo temas “musicales” deliciosos,  como el protagonizado por  “Proteus Vulgaris” y  “Escherichia Coli”, quienes realizan un  espectacular baile de “claqué” que nada tiene que envidiar al  de la pareja paradigmática  Fred Astaire y Ginger Roger,  en su película “Sombrero de copa”, no faltando siquiera el incomparable “Baile del bastón”, protagonizado en solitario por el genial Fred, no superado en toda la historia del cine.
    
          Guardo  otro films de “Rokc duro” interpretado por el antiguo  grupo  “Los Protozoos”,  formado por “Blastocystis Hominis”, solista,  “Ameba Coli” y “Giardia Lamblia”  acompañamiento femenino y  el gran “Trichomonas Fecalis”, prodigioso batería y verdadero “alma” del conjunto, quienes interpretan “El Rokc de la Prisión”, que ni el mismo Elvis Presley lo supera. 
 
          Otros argumentos están relacionados con  el “espionaje”. Aquí reconozco que ninguno tan bueno como “El espía que nació del frío” de John Le Carré,   pero sí “remakes” interesantes como  el de  “El cuarto protocolo” de Frederikc Forshyte, en el que el espía inglés, del M 5, en este caso yo, identifica al espía soviético del KGB, tan malo como un “dolor de barriga”, evitando finalmente, tras una espectacular persecución por mi parte, tipo Bullit, que explote la “bomba fétida intestinal” de catastróficas consecuencias. 

          Pero mis joyas cinematográficas son las de “suspense”, con amplio repertorio del maestro  Alfred  Hichtcock. En su visión normalmente sigo un orden, una secuencia lógica, fruto de la sistemática.

          Primeramente me “empapo” de “La soga” de doble carga metafórica: Una, por su morfología, con ciertas reminiscencias escatológicas  respecto al  “mandáo” que suelo recibir.

          Otra, por el tema de la película, que trata sobre el “superhombre”, con inteligencia superior, que considera que los “inferiores mentales” no tienen derecho a la vida.

Gracias a Dios no es esa mi situación porque no me considero con inteligencia superior ni “superhombre”,  aunque a veces  pienso que “algo debe haber de ello”, para  aguantar diariamente los “efluvios y  vaharadas” de los “riles”  de la localidad.

          Seguidamente disfruto de la “Ventana indiscreta”, en la que, cual “voyeur” imitando a   James Stewart, aunque con mis piernas funcionantes, espío lo que pasa por el “barrio”, reconociendo que me proporcionan  muchas satisfacciones, porque conozco a casi todo el vecindario y sus idas y venidas me distraen, aunque a veces  algunos “personajes” me aterrorizan . Después, tranquilo y relajado, visiono “Vértigo”, echando de menos la belleza exultante, fría y distante de Kim Novak, hasta que en un momento determinado noto  “el muermo”, “el soponcio”, “el vahído”, “El VERTIGO” , sobre todo a partir del mediodía, momento en el que no sé si me desenvuelvo en el mundo de los vivos o de los muertos... “De entre los muertos”.

          Finalmente,  y como no podía ser de otra forma,  veo Psicósis”, que esconde un secreto,  mi secreto, que más allá  del lugar remoto, la casa sórdida, los crímenes y el paranóico Norman, que me deja paralizado, psicotizado, cuando... “después de oler la soga, mirar por la ventana indiscreta y sufrir el vértigo, me entra la  psicósis porque  no tengo ni puta idea de lo que voy a poner en el informe sobre la dichosa mierda”.

          Francisco González Jaén  

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